A menudo nos preguntamos si los sueños se cumplen, si podemos modificar el rumbo del destino o si debemos resignarnos a seguirlo. Ayer pude ser parte de un momento histórico, no por la vanalidad de estar cerca escuchando al Presidente de los Estados Unidos, sino por escuchar al hombre que hace años sigo después de leer Los Sueños de mi padre. Ayer pude escuchar a un hombre que decidió modificar el rumbo de su destino, hijo de un inmigrante africano que jamás olvido sus raíces que supo superar las adversidades de una sociedad compleja en sus años de juventud para aceptar el creciente rol de los afroamericanos.
Escuchar a Obama hablar de geopolítica, de economía, de salud y de innovación fue la agenda oficial, pero Obama directamente y también entre líneas nos dejó mucho más que eso; nos expresó que no podemos resignarnos a vivir este mundo sin modificar su rumbo y desde nuestro lugar debemos hacerlo, nos inspiró la necesidad de un mayor compromiso y contagiarlo a todos, nos regaló la enseñanza que a pesar de ser el hombre más poderoso del mundo es esencial no perder la sencillez, la calidez y la humanidad.
Sí, eso me regaló Barack Obama, y este regaló que pude tener gracias al Ministro Jorge Triaca y la Embajada de Estados Unidos quiero compartirlo con vos.
Como expresó Obama "Hagamos lo que funciona" "estemos seguros que no podríamos vivir en un mejor mundo hoy, pero construyamos un mejor mundo para mañana".